miércoles, 5 de junio de 2013

Hermanos extraviados (Ovejas perdidas)

Hermanos extraviados (Ovejas perdidas)

    En estos últimos tiempos, tiempos difíciles, muchos hermanos cristianos se apartan de las cosas de Dios, algunas veces por aflicciones ú otras por los afanes de esta vida, “El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.” (Mateo 13:22). Pero como cristianos debemos recordar que “el que persevere hasta el fin, éste será salvo.” (Mateo 10:22) y tener misericordia de nuestros hermanos extraviados para traerlos de nuevo al redil de las ovejas.

    “Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos. Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido. ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado? Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron. Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.” (Mateo 18:10).

    La palabra de Dios dice: “Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” (Juan 15:12, 13). Es nuestra responsabilidad preocuparnos por nuestros hermanos y avisarles del peligro de permanecer fuera del camino de Dios: “Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano.” (Ezequiel 3:17).

    Debemos considerarnos a nosotros mismos pues en una situación semejante necesitaríamos de la misericordia de otros cristianos “considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.” (Gálatas 6:1). “Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.” (Santiago 5:19).

Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos” (Eclesiastés 9:4). “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” (Apocalipsis 2:6).

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